Febrero loco, los políticos peor
Tal parece que los políticos nos quieren acostumbrar a una serie de actos ridículos donde la doble moral y la desvergüenza formen parte de las técnicas para gobernar un país. No hay autocrítica, no hay coherencia en ellos, en la mayoría más bien hay desfachatez y cinismo.
Por ejemplo, en el estado de Querétaro a unas horas del festejo del LXXXIX aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el propio gobierno, hoy panista, reprimió a un grupo de jóvenes, los cuales fueron golpeados y detenidos por comer en la plaza principal de la ciudad queretana.
De los catorce detenidos, diez eran menores de edad, los delitos aparte de comer en la plaza, fueron según los policías, “resistencia de particulares y lesiones”. Los estudiantes se encontraban en un plantón para exigir la libertad de una maestra, Cristina Rosas Illescas, quien es considerada como presa de conciencia o presa política, por trabajar en las colonias pobres de este estado, cosa que al gobierno local no le agradó.
Este estado de la República que había sido considerado como ejemplo desde el Congreso Constituyente ahora resulta una vergüenza nacional, pues de lo que comentamos, se puede ilustrar un caso: un joven fue acusado por uno de los policías, porque el muchacho le rompió los lentes a la hora en que el “guardián del orden” le propinaba una serie de golpes.
Por otra parte, también en el mes de febrero el subcomandante Marcos o delegado Zero, fue agredido y ofendido por un grupo de profesores lopezobradoristas del sureste, por el simple hecho de que el zapatista hiciera públicas sus diferencias con el Partido de la Revolución Democrática.
Los correligionarios del Peje, defendieron a López Obrador, según ellos, pero en realidad todos hicieron el ridículo incluyendo al delegado Zero, quien cayó en la provocación.
Sí, ridículo, porque ese nivel de enseñanza no sirve de nada para concientizar a un pueblo ávido de aprendizaje en la ciencia de la política.
Y qué decir de la voz de una primera dama que en tribuna abierta a la luz mundial refiere que la mejor educación es dejar hacer a sus hijos lo que ellos quieran, cuando, éstos, sus hijos, se encuentran en el escándalo público por sus jugosos negocios.
Pero... para eso hay libertad de expresión, para qué, para que en un diario de Tamaulipas un comando del crimen organizado haga de las suyas y ponga en entredicho la seguridad en el estado, la ineptitud de los gobernantes y la prepotencia de los cárteles amenazantes siempre de la libertad de expresión. Las mafias no descansan y mantienen al país en el primer lugar de asesinatos de periodistas en América Latina.
Por cierto, y hablando de mafias que atentan contra la libertad de expresión, corrió una grabación (ilegal), pero cierta, donde se escucha la posible complicidad del gobierno poblano de Mario Marín y otros, con un empresario denunciado por Lydia Cacho como integrante de una red de pederastas.
La periodista, recordemos, está siendo procesada por difamación, pero las conversaciones que han sido reveladas no merecen más comentarios por lo sucio del poder político, tan pútrido y corriente como el referido, porque se mezcla el Poder Judicial con el Ejecutivo y con el empresarial para hacer entre todos el caldo de cultivo exacto para la corrupción, que tanto daño nos ha hecho a los mexicanos.
En este país nos han engañado muchos políticos y para todos hay, nadie se salva, todos los partidos políticos tienen cola que les pisen.
Mientras los políticos se reparten el territorio nacional junto con empresarios deshonestos, la niñez y la juventud mexicana se encuentra con la carga de la desesperanza, a disposición de las mafias que pretenden y en realidad destruyen el futuro de este país.
En la ciudad de México, tan sólo en el año 2005, fueron consignados 5 mil 722 menores de edad, la mayoría de ellos hombres de entre 15 y 17 años.
Estos adolescentes son víctimas de los males que aquejan a la metrópoli de la esperanza. Fueron utilizados por las redes del crimen organizado en las llamadas redes del narcomenudeo.
La deserción escolar, desintegración familiar, crisis de valores, problemas económicos, son los factores que provocan los riesgos para que los jóvenes se inclinen por las drogas y la violencia.
Pero para qué tantos lamentos, los servidores públicos no tienen tiempo de leernos, de escucharnos, están de vacaciones porque por decreto los lunes ya no serán más los días de descanso de los albañiles (con todo respeto) sino de los burócratas.
Así somos, así son nuestros gobernantes. Nuestro país reclama acciones, trabajo, disciplina, decencia, combate a la pereza, pero hay funcionarios que fingen más de la cuenta y hacen caso omiso de esto.
Como mexicanos, contamos con hoteles donde se aplica la ley del Tío Sam, léase Sheraton, contra cubanos.
Funcionarias delegacionales se disfrazan de adelitas para hacernos creer que son revolucionarias, pero en realidad su acción es mero oportunismo. Total, todos tenemos derecho, como el jefe de gobierno del DF, que se fue a Detroit para ver el Supertazón de la NFL.
Mientras el jefe de la Ciudad de la Esperanza disfrutaba del partido, algunos de sus simpatizantes aplicaban “todo el rigor de la ley” contra los hoteleros que expulsaron a los cubanos de sus instalaciones, la razón no fue el racismo ni cosa que se le parezca, fue porque no contaban con una carta de menú en sistema Braile, lo cual es motivo de clausura. Después de tanto, la Secretaría de Relaciones Exteriores da su brillante explicación, este es asunto de particulares.
Así está nuestra clase política, de ese nivel, si es que tiene algún nivel, diciéndonos falsamente que “las cárceles son para las ratas”, por cierto dónde andará...
Año 4 Num. 45 Fecha de publicación: Febrero de 2006 |