|    Contacto    |    Mapa de sitio      
 
Publicidad

 
Inicio ArchivoDirectorioPublicidad  
   
Número:45 | Fecha: Febrero 2006
 




Publicidad


 

 

Benemérito de las Américas

Benito Juárez cuenta cómo llegó a la escuela

 

 

El 21 de marzo de 1806 nací en el pueblo de San Pablo Guelatao en el estado de Oaxaca. Tuve la desgracia de no haber conocido a mis padres: Marcelino Juárez y Brígida García, indios de la raza primitiva del país, porque apenas tenía yo tres años cuando murieron, habiendo quedado con mis hermanas al cuidado de nuestros abuelos paternos, indios también de la nación zapoteca. A los pocos años murieron mis abuelos y yo quedé bajo la tutela de mi tío Bernardino Juárez.

 

Como mis padres no me dejaron ningún patrimonio y mi tío vivía de su trabajo personal, luego que tuve uso de razón me dediqué, hasta donde mi tierna edad me lo permitía, a las labores del campo. En algunos ratos desocupados, mi tío me enseñaba a leer, me manifestaba lo útil y conveniente que era saber el idioma castellano. Y como entonces era sumamente difícil para la gente pobre, y muy especialmente para la clase indígena adoptar otra carrera que no fuese la eclesiástica, me indicaba sus deseos de que yo estudiase para ordenarme.

 

Estas indicaciones despertaron en mí un deseo vehemente de aprender, pero las ocupaciones de mi tío y mi dedicación al trabajo diario del campo contrariaban mis deseos y muy poco o nada adelantaba en mis lecciones. Además, en un pueblo corto, como el mío, que apenas contaba con veinte familias, no había escuela. Ni siquiera se hablaba la lengua española, por lo que los padres de familia que podían costear la educación de sus hijos los llevaban a la ciudad de Oaxaca, y los que no tenían la posibilidad de pagar la pensión correspondiente los llevaban a servir en las casas particulares a condición de que los enseñasen a leer y escribir.

 

Entonces me formé la creencia de que sólo yendo a la ciudad podría aprender, y muchas veces le pedí a mi tío que me llevase a la capital. Pero, sea por el cariño que me tenía o por cualquier otro motivo, no se resolvía y sólo me daba esperanzas de que alguna vez me llevaría.

 

Por otra parte, yo también tenía repugnancia de separarme de su lado. Era cruel la lucha que existía entre estos sentimientos y mi deseo de ir a otra sociedad, nueva y desconocida para mí, para procurarme mi educación. Sin embargo, el deseo fue superior al sentimiento y el día 17 de diciembre de 1818, a los doce años de mi edad, me fugué de mi casa y marché a pie a la ciudad de Oaxaca a donde llegué la noche del mismo día, alojándome en la casa de don Antonio Maza en que mi hermana María Josefa servía de cocinera. En los primeros días me dediqué a trabajar en el cuidado de la granja, ganando dos reales diarios para mi subsistencia, mientras encontraba una casa en la que servir.

 

Vivía entonces en la ciudad un hombre piadoso y muy honrado que ejercía el oficio de encuadernador y empastador de libros. Vestía el hábito de la orden tercera de San Francisco, y aunque muy dedicado a la devoción y a las prácticas religiosas, era bastante amigo de la educación de la juventud. Este hombre se llamaba don Antonio Salanueva, quien me recibió en su casa ofreciéndome mandar a la escuela para que aprendiese a leer y escribir. De este modo quedé establecido en Oaxaca el 7 de enero de 1819.

 

Apuntes para mis hijos. Benito Juárez García.

 


Pensamiento de Juárez

“El hombre que carece de lo preciso para alimentar a su familia, ve la instrucción de sus hijos como un bien remoto, o como un obstáculo para conseguir el sustento. En vez de destinarlos a la escuela, se sirve de ellos para el cuidado de la casa o para alquilar su débil trabajo personal, con que poder aliviar un tanto el peso de la miseria que lo agobia. Si ese hombre tuviera algunas comodidades; si su trabajo diario le produjera alguna utilidad, él cuidaría de que sus hijos se educasen y recibiesen una instrucción sólida en cualquiera de los ramos del saber humano. El deseo de saber y de ilustrarse es innato en el corazón del hombre”.

 

 

 

Año 4 Num. 45 Fecha de publicación: Febrero de 2006

 


Nombre:
E-mail

Escriba su comentario aquí:




Periódico del Magisterio.
Calle Avenida. de la República, No. 127, despacho 409 y 410, colonia Tabacalera. México D.F. C.P.06030, Del. Cuauhtémoc.
Tels. 5535-8509 / 5683-2010
Diseño Web: WebLex.com.mx
Menú

Inicio
Índice Febrero 2006


Portada Actual