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Número:47 | Fecha: Abril 2006
 




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Ideologías morales y religiosas impiden un sano desarrollo sexual infantil, dice especialista

La sexualidad, un proceso cultural y educativo

 

 

Más que un asunto biológico, la sexualidad obedece a un proceso sociocultural que es determinado por ciertas culturas, pues a los varones se les educa para ser trabajadores, proveedores y fuertes; en cambio a las niñas se les enseña a ser delicadas y se les prepara para la maternidad, asi lo señaló, Selma González Serratos, profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

La especialista explicó que mientras la sociedad y la cultura marcan pautas del comportamiento sexual en el cual exigen y esperan que esas figuras se adopten a ciertos comportamientos ya especìficos, los niños no piensan en esa cuestiòn cuando llegan a tener una parte erotica placentera, la cual esta vetada por ideologias morales y religiosas.

En la sociedad, dicha satisfacción es sólo para los adultos, pues los infantes no pueden vivir o sentir goces corporales; no obstante, son altamente sensuales y cuando se habla de ello no sólo se refiere a los genitales, sino a disfrutar la comida y batirse, correr, sentir el aire, gritar con gozo, es decir, complacerse con todo lo que pueden hacer con los sentidos, detalló.

Para la mayor parte de los pequeños, el terreno de la erotización consiste en sentir grato al frotarse los peluches en la cara, acariciarse, chuparse el dedo, abrazarse; que se convierte en una experiencia sensorial-motriz, la cual es parte de su sexualidad.

Ahora bien, acotó, los menores llegan a sus órganos reproductores, al descubrir que hay una sensación gustosa, y pueden incluso tener orgasmos; no obstante, lo hacen de manera espontánea y no porque sean precoces; aún así, es un comportamiento todavía más vetado.

Ciertamente hay chicos sobresexualizados, enfocados a manosear genitales, a hurgarse y explorar a otros. En este caso se puede pensar en alguna cuestión de abuso o exposición a materiales sexualmente explícitos o pornográficos, aclaró.

En un desarrollo considerado normal en esta etapa, los niños descubren diferentes aspectos, los repiten, viven y pasan a otra experiencia, no se aferran a ese asunto. En ese sentido, llegar a la genitalidad no es malo si no es una conducta obsesiva, porque la masturbación es parte del reconocimiento del cuerpo, es saber que por este medio pueden producirse sensaciones sexuales agradables.

A pesar de que en esta parte del comportamiento hace que el infante conforme su esquema corporal de manera más integrada y así mismo permite cimentar la identidad, aun en la actualidad la cultura lo eliminado, se le ha visto desde el pecado y se les prohíbe, aunque a veces a los hombres se les tolera un poco más porque es parte de su ser varón, concluyó la profesora González Serratos.

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Año 4 Num. 47 Fecha de publicación: Abril de 2006

 


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