El deterioro de la educación, estrategia del poder político
Por José García Sánchez
Gustavo Cuadra Charme, especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), señaló que en México la calidad de la educación en los últimos cinco años de los aproximadamente 126 mil niños más pobres del país fue tan deficiente que creó una brecha de desigualdad frente al resto de la población.
Un día después el director general de la UNESCO, Koïchiro Matsuura, afirmó que el nivel de la educación en México es muy bueno, contrario al secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, quien dijo ese mismo día que la calidad “es poco halagüeña”.
Es decir, desde los primeros años de estudio las diferencias sociales marcan a los mexicanos. Más aún en el caso de las llamadas “primarias generales”, ubicadas en el campo que deben ser sostenidas en las mejores condiciones por los gobiernos federal y estatal.
Es en ellas donde la capacitación de maestros y dotación de materiales prácticamente es adoptada por los profesores y los padres de familia a pesar de que es una responsabilidad del gobierno federal.
Desde la edificación de planteles hasta su sostenimiento, incluyendo, a veces, el salario de los profesores, corre a cargo de los padres de familia; sin embargo, los números fríos pronunciados por las autoridades educativas y en ocasiones por el propio Presidente de México, hablan de una realidad que prácticamente no existe.
El secretario de Hacienda ha afirmado que la educación que se ofrece a través del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) “se ha reinventado en el tiempo” y su constante transformación ha provocado que no haya impacto en las políticas para mejorar el nivel de calidad de sus servicios.
Es decir, la educación, esa actividad olvidada por varias décadas y que en cada discurso se integra como tema recurrente para mentir, sigue siendo no sólo una asignatura pendiente de los gobiernos priista y panista sino un problema y es un problema no sólo porque el poder mientras más frágil es, requiere de una sociedad menos educada, además porque tiene en los profesores al gremio más explotado del país.
Annette Santos del Real, investigadora del INEE, señaló que entre 2000 y 2005, la proporción de niños que se ubicaron en el nivel más bajo de aprovechamiento pasó de 35% a 36%.
Al analizar el contexto sociocultural en el que se desenvuelven, se encontró que en el caso de los cursos comunitarios 57.1% de los niños conviven en ambientes “muy desfavorables”; 29.5% en contextos “desfavorables”; 13.2% en ambientes “favorables y medio”, y no se registraron casos “muy favorables”.
La investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Irma Fuenlabrada, indicó otro de los desafíos que enfrentan estos planteles, es la formación y capacitación de los “asesores” debido a que en su mayoría se trata de egresados de secundaria que obtienen pagos mensuales de mil 200 a mil 600 pesos.
Esto quiere decir que el poder detiene la evolución de la educación a través de los bajos salarios de los maestros. El surgimiento y auge de las escuelas privadas, desde preescolar hasta nivel superior sólo sirvieron para dar empleo a maestros pero nunca para ofrecerles un buen nivel de vida.
Los políticos hablan de la educación como si fuera un fenómeno de la naturaleza porque no toman en cuenta a los profesores, que han dejado atrás la imagen de apostolado que se les quiere imponer como eternas víctimas de la ingratitud y ahora toman las calles y protestan por los bajos salarios.
Los maestros en universidades privadas ganan 30 pesos la hora y en las públicas no llega a 200 su percepción económica por clase impartida.
Ante esta situación es necesario que se retome el estatus social de un maestro, como sucede en otros países, Alemania por ejemplo, donde ser un educador representa respeto de la comunidad y admiración.
Ojalá que la mirada que ahora millones de mexicanos coloquen en ese país con el pretexto del mundial les regrese un poco más de conciencia sobre lo bueno que en ese país sucede.
Alemania no sólo debe representar para los aficionados al futbol el ejemplo más burdo del mercantilismo del deporte y el testimonio de que en el neoliberalismo la falta de preparación académica, propia de los jugadores de futbol, se premia con salarios millonarios y la dedicación al pensamiento, al aprendizaje se castiga con bajos salarios y una vida llena de privaciones.
En México el conocimiento trata de marginarse a través de los mecanismos más sutiles, pero los más efectivos, que son premiando la estulticia. Prueba de ello tenemos a un secretario de Educación Pública que apenas sabe hablar, que firma documentos sin leerlos y que sólo sirve de espantapájaros en los conflictos del gobierno con el magisterio.
Año 4 Num. 49 Fecha de publicación: Junio de 2006 |