Iztaccíhuatl la mujer dormida es testigo
El socorro alpino en la pobreza por falta de apoyo
Lleno de mitología y leyenda, el volcán Iztaccíhuatl es anfitrión de miles de caminantes, excursionistas, deportistas o simplemente paseantes. Ya hace más de una década que no se puede incursionar al Popocatépetl y los que allí hacían sus prácticas ahora llegan al cuerpo de la mujer dormida.
El Izta como le dicen sus amigos a la mujer dormida, tiene una altura de 5 386 metros y en su anatomía los socorristas de la Patrulla 11 de Rescate Alpino, ha visto de todo, muertos heridos, desmayados, despeñados, congelados y todo lo que se pueda encontrar en estas zonas de la naturaleza ruda.
Con 30 kilos de peso en la mochila, José Campos el "manis", a sus sesenta y tantos camina la montaña para pernoctar dos o tres días en lo alto. El ya ha estado en cumbres del Uruguay, Perú, y Ecuador, haciendo lo mismo que hoy hace aquí ejercitándose para el rescatismo. En sus 28 años de experiencia en la montaña, ha visto muchas cosas y su actividad den la Patrulla 11 es única dice: No tenemos dinero, ni los grandes aparatos, sólo tenemos el equipo austero y mucha voluntad de servicio al prójimo.
Campos Colín, recomienda que todos los maestros de México practiquen el montañismo y que enseñen a sus alumnos a amar la naturaleza. El al mismo tiempo que disfruta de la montaña hace su labor como socorrista. "Uno siempre debe hacerse acompañar de un piolet y bastones para sostenerse, cuerda, lámpara trastes, cocineta, agua, abrigo, saco de dormir, casco, bajo alfombra, manga para lluvia, botas de acercamiento, pero sobre todo la humildad y la decisión de servir en caso de ser necesario. Esto último es lo más importante.
El manis, es corredor y campeón de 100 metros planos por el Estado de México y sus planes son seguir sirviendo de socorrista, aunque él sobrevive de una mísera pensión.
Guillermo Martínez Avendaño, es el subjefe de patrulla, el jefe es Ángel Mejía Luna y el lema de ellos es: seguridad en uno mismo, seguridad en nuestros compañeros y así llegaremos a rescatara a quien nos necesita.
Memo Martínez, el rudo. Trabaja con su grupo de jóvenes rescatistas en escalada y rappel. En veinte años se ha dado a la tarea de ayudar a turistas, paseantes y deportistas en situación de emergencia en la montaña "No tenemos recursos financieros, cada quien trabaja entre semana en alguna actividad distinta a lo que hacemos el fin de semana aquí en el Izta. Nuestra labor es altruista desinteresada hemos rescatado a muchísimas personas con nuestra ambulancia 11".
Aunque el trabajo es voluntario, la ambulancia 11 trabaja en su formación, toman cursos de primeros auxilios, de seguridad y protección civil y en el Iztaccíhuatl son el único cuerpo de rescate autorizado para levantar cadáveres, dada su experiencia y profesionalismo.
La Brigada de socorro alpino que no rebasa los quince elementos, atiende a todo aquel necesitado o lesionado en la montaña.
"Hay muchas personas que tienen la idea de que alguien nos paga, pero no es así. A nosotros no nos paga nadie y muchas veces nos vemos apretados en nuestra economía, yo vivo de mi trabajo en un taller de serigrafía y grabado". Esto es un llamado de conciencia que hace El rudo, quien al mismo tiempo sugiere que todo aquel que ascienda a la montaña se registre en un libro que ellos tienen porque eso les facilita el trabajo en caso de emergencia o auxilio.
La ambulancia de socorro alpino 11 ha dado sus servicios en el Pico de Orizaba, en el Ajusco, en el Nevado de Toluca, en las grutas de Hidalgo y Guerrero "No le sacamos, por eso nos estamos capacitando dice uno de los socorristas más jóvenes"
Todo el material que utilizan para el rescate es caro, muy caro, las llantas de la camioneta están lisas y dentro de poco pasarán a visitar a un amigo de un taller de talachas para ver si les regala unos gallitos - llantas usadas- como refacción.
Ellos tienen conciencia de lo que su trabajo significa, pero las autoridades no, nadie les apoya, ni empresarios, ni gobierno. Cuando logran un rescate o auxiliar a alguien en peligro de sufrir algún fuerte accidente, sólo piden cooperación voluntaria con un bote de colecta, hay quienes les cooperan con dos pesos, diez o vente pesos cuando bien les va. No hay conciencia del valor de los rescatistas y es que no se nos ha enseñado a valorar ese trabajo, que aunque voluntario es importante como cualquier otra actividad profesional.
Abajo, lejos de la mujer dormida, duerme la conciencia y permea la corrupción de escritorio. Más de mil 100 millones de pesos fueron desviados o robados del Fondo para Desastres Naturales, en la Secretaría de Gobernación.
Mientras la directora de la Dirección de Protección Civil, Carmen Segura Rangel, no puede explicar en dónde y cómo se usaron esos recursos, en la montaña las carencias son del mismo tamaño que la mujer dormida.
En lugar de utilizarse en la campaña de un candidato político, ese dinero bien podría haber servido para ese tipo de grupos que, como la Ambulancia Once, ya no tienen ni llantas para trabajar.
Fecha de publicación: Octubre de 2005 |