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Número:41 | Fecha: Octubre 2005
 




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La educación también migra hacia EU

 

 

Claudia Adita Ruiz
El municipio de Jalpan de Serra, en Querétaro, resume muy bien el panorama de la migración de mexicanos hacia Estados Unidos y su repercusión en la educación: por lo menos, 900 estudiantes de los que estaban inscritos en escuelas de la Sierra Gorda de Querétaro se han dado de baja para seguir los pasos de sus padres, quienes también dejaron el país.

La migración de cientos de queretanos hacia el país del norte, trae como consecuencia que en más de 20 comunidades de esta entidad, las escuelas cierren o reduzcan sus grupos, según información de los gobiernos municipales.

Los datos difundidos señalan que cada año la matrícula escolar en localidades como Arroyo Seco, Jalpan de Serra, Landa de Matamoros, Pinal de Amoles y San Joaquín, disminuye a causa del fenómeno de la migración de sus pobladores.

Esta renuncia voluntaria a sus estudios se registra fundamentalmente en el nivel primaria, por eso, lo único que esperan las autoridades educativas es que los muchachos terminen la secundaria, pues ya les anda por irse a Estados Unidos, al grado de que ya suman varias localidades que poco a poco se quedan sin gente.

La otra parte de esta historia se escribe en la Unión Americana. Allá, millones de estos mexicanos que abandonan su tierra, se reencuentran o recuperan parte de su patria a través de la visita a una escuela comunitaria, para continuar o concluir sus estudios básicos.

Educación Indocumentada

México, es el único país que tiene un sistema de educación para jóvenes y adultos fuera de la educación formal a través del Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA). Ahora, este modelo viaja junto a los migrantes para atender sus necesidades educativas y combatir este rezago que también se exporta.

Patricia Ramos Méndez, directora de Asuntos Internacionales del INEA y encargada de coordinar las plazas comunitarias en el vecino país, señala que no se sabe con
exactitud cuántos de nuestros paisanos están en situación de atraso educativo.

Mientras que en territorio mexicano todavía se cuenta a 34 millones de personas que no han terminado el nivel básico de primaria, secundaria o son analfabetas, en Estados Unidos las cifras, lo mismo que muchos mexicanos, también están en el anonimato.

“Casi todas las estadísticas hablan de que la mayoría de los mexicanos que llegan a EU han cursado los siete años de educación básica, pero eso no es exacto, pues sólo toman en cuenta a la gente que se documenta, pero no a quienes viajan de ilegales”, informa la representante internacional del instituto.

Son esas estadísticas oficiales que la entrevistada menciona las que señalan que el flujo migratorio de mexicanos hacia Estados Unidos ha ido en aumento constante. Según el Consejo Nacional de Población (Conapo), el saldo neto migratorio alcanzó cifras inéditas entre 2001 y 2003, con un flujo promedio anual de 390 mil personas.

Así hasta 2003 había casi 10 millones de mexicanos en EU lo que equivale a 3.6 por ciento de la población total de ese país y casi 29 por ciento de la población inmigrante.

Estos millones de migrantes, mujeres y hombres que trabajan en el campo, en oficinas, restaurantes, cuidando enfermos o fabricando casas, no tienen acceso a educación y servicios médicos por su situación de indocumentados. Esta es una realidad que reconoce el vicepresidente de la Unión Internacional de Empleados de Servicio (ALF/CIO, por sus siglas en inglés), Eliseo Medina.

Al participar recientemente en el Foro de Reflexión Binacional, el funcionario de origen mexicano agregó que, a pesar que son estos trabajadores quienes contribuyen a la seguridad social y bienestar económico de la nación norteamericana, corren el riesgo de ser deportados o perder la oportunidad de regularizar su situación migratoria si solicitan educación para su familia.

Desde el 2001, cuando el Instituto para la Educación de los Adultos comenzó su trabajo con migrantes, ha instalado más de 120 plazas comunitarias en la Unión Americana; en ellas puntualmente acuden al menos 10 mil personas para concluir su educación o alfabetizarse.

En ese mismo período, el INEA entregó más de 2 mil paquetes de formación, ha realizado por lo menos dos decenas de talleres-seminarios y formado más de mil personas como asesores y responsables educativos.

“Lo que hacemos es llevar la educación que nos corresponde más allá de nuestras fronteras --señala Patricia Ramos--, llevamos este esquema de educación a EUA en respuesta a invitaciones de alguna organización civil”.

Es decir, añade la funcionaria, son los consulados mexicanos, el Instituto de Mexicanos en el Exterior, universidades, correccionales u organizaciones de migrantes quienes promueven la instalación de un centro educativo.

La esencia pues, es la solidaridad.

 

Sodaridad binacional

Costureras, luchadoras sociales, defensores de derechos humanos, obreros, estudiantes e incluso mexicanos en la cárcel, son los beneficiaros de estos programas que han sido adaptados a sus necesidades.

“No podemos ir a trabajar si antes no somos invitados. En un país extranjero no nos permiten invertir recursos que no sean donaciones, y es así como llevamos los materiales”, nos cuenta la representante del instituto.

Lo demás, sólo demuestra la capacidad organizativa de los migrantes. Ellos –las más de 300 organizaciones registradas de todo tipo, mexicanas, académicas, comunitarias-- son quienes buscan el espacio, los asesores, el equipo, televisiones, computadoras, todo con tal de tener un lugar donde poder estudiar.

El trabajo se contagia, pues debido a que “en Estados Unidos hay una cultura muy fuerte del voluntariado, la gente que se va para allá, termina asociándose por la necesidad de estar cerca de su identidad y para satisfacer sus necesidades”.

Todas son historias de éxito. Ramos Méndez nos cuenta: “Quienes vienen a las plazas lo hacen porque buscan un beneficio personal, a veces económico, laboral o profesional, pues buscan su ingreso a una escuela en EU”.

Es un encuentro de necesidades, nos dice, no se trata de hacer favores, sino de dos intenciones que se concilian: el gobierno estadounidense tiene una población muy grande de migrantes --sobre todo mexicanos-- y saben que tienen la obligación de brindar educación a todos.

El problema, sin embargo, es el alto nivel de deserción de los jóvenes y adultos mexicanos, quienes abandonan la escuela por no conocer el idioma inglés.

Aunque es importante acercar a los migrantes a la educación superior, esto no es garantía de que obtengan mejores salarios, ya que los salarios de los migrantes mexicanos que tienen estudios universitarios son inferiores con respecto a sus pares estadounidenses, de acuerdo con un estudio del Dr. Lindsay Lowell, del Instituto de Estudios de Migración Internacional de la Universidad de Georgetown.

El Dr. Lowell, señala que el tema de la educación es uno de los problemas más delicados de la asimilación de los inmigrantes latinos al mercado de trabajo de los Estados Unidos, pues hay una tendencia constante de retorno de latinoamericanos con altos niveles de educación a sus países de origen, especialmente mexicanos.

Plazas comunitaria

En 1991, ante la creciente necesidad que tenían los migrantes por estar más cerca de su país, el gobierno tuvo que impulsar actividades culturales, deportivas y de educación. Fue ahí cuando comenzó la historia del INEA fuera de la nación, pero fueron las plazas comunitarias las que permitieron una explosión positiva del programa

Las plazas son centros en los que se brindan servicios educativos y de capacitación a través del uso de las nuevas herramientas tecnológicas. Cada espacio cuenta con computadoras con acceso a internet; un portal educativo, videocasetes y libros; así como el apoyo permanente de un asesor quien les orienta y apoya, hasta que acreditan y certifican sus estudios.

El uso de las instalaciones es gratuito, pero las condiciones y horarios varían de acuerdo a cada institución

La diversidad es el común denominador en el sistema. Patricia Ramos lo describe: “Nuestra estrategia varía según el terreno donde vamos a trabajar, las personas y sus necesidades; aplicamos el modelo que nos ha funcionado durante 20 años y que han mostrado ser efectivo. Es el mismo sistema que utilizamos en las comunidades mexicanas, pero ex profeso para el lugar y las personas”.

La nobleza obliga y por ello, en estos centros no se permite la discriminación, pues saben que para la educación no hay nacionalidad, edad ni color de piel. Así, estos centros reciben lo mismo a mexicanos, hondureños, argentinos e incluso a norteamericanos que se anotan para ser asesores bilingües.

Cada día se suman más plazas. El dato más reciente habla de 160, donde se organizan más de 750 grupos educativos que atienden a 10 mil 850 personas. Sin embargo hay un subregistro, ya que hay muchos que no se anotan por temor a ser deportados.

El miedo, pero sobre todo el pesimismo que duerme junto a la nostalgia por estar lejos de su hogar, son los retos que se deben enfrentar todos los días para que un connacional decida abrir sus puertas a la educación.

Así lo dice Patricia Ramos: “Debemos pelear contra el `no puedo´ de la gente que estudia, les cuesta aceptar que pueden crecer y el temor por ser indocumentados; aunque una vez que logramos integrarlos todos se comprometen y cumplen”.

Por lo que respecta a los cazamigrantes, señala que éstos no les representa un grave problema, han tenido algunos incidentes, es cierto, “pero es un grupo muy pequeño que se niega a recibir a los migrantes, la gran mayoría de los residentes estadounidenses apoya a los mexicanos”.

Otro de los objetivos es tener un registro real y control de los resultados para medir los triunfos y demostrar que esto sí funciona.

Dicen que es la necesidad la que te arranca de tu tierra, y es esa misma necesidad la que, en un país distinto, con una lengua y costumbres distintas, te hace sobrevivir y valorar la importancia de aprender todos los días.

La ruta de la educación

La competencia entre los distintos grupos sociales que viven en un país como los Estados Unidos de América, también obliga a una capacitación constante. Por ello, el INEA trabaja con el Consejo Nacional para la Vida y el Trabajo (Conavyt) y llevan el sistema de capacitación para el trabajo con diversas instituciones educativas.

Así, los mexicanos no solamente van para terminar su primaria o secundaria. Hay jóvenes que buscan estudiar high school y revalidan sus estudios avalados por el su gobierno. “Nosotros les ayudamos a cursar sus materias faltantes. Sin tanto protocolo, las escuelas les están dando los créditos para matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales, con los materiales que les proporcionamos en las plazas, comenta Patricia Ramos, servidora pública –como ella misma se llama-- de la SEP.

Otro ejemplo, es prepararlos para presentar el General Education Development, un examen que se está convirtiendo en un requisito obligatorio para conseguir un mejor empleo. “Ese grado de conocimiento tiene equivalencia con nuestra secundaria, la gente estudia este nivel con nosotros y se cumplen dos objetivos: terminan su secundaria y pueden pasar su evaluación exitosamente”, añade Ramos.

Durante una visita en 2004 a nuestro país, Rod Paige, secretario de Educación en Estados Unidos, señaló que la política educativa para los migrantes mexicanos del actual gobierno consiste “en que en el momento en que un niño se presenta en las puertas de una escuela, éste es nuestro niño, no importa cómo entró a Estados Unidos, ni cuándo lo hizo; es un niño al cual nosotros debemos proporcionarle educación de excelencia, de alta calidad a nivel mundial”.

El funcionario, quien ha calificado como una desgracia la desigualdad en el rendimiento educativo de los niños de ascendencia hispana (los estudiantes hispanos tienen el mayor porcentaje de deserción escolar: uno de cada tres no termina la secundaria, y sólo 10 por ciento se gradúa en la universidad), asegura que al igual que otros grupos étnicos, los hispanos deben recibir apoyo para mejorar su desempeño y obtener mayores oportunidades en su vida.

Aunado a ello los secretarios de los sistemas educativos de Estados Unidos y México, Rod Paige y Reyes Tamez Guerra, firmaron en 2004 el anexo VIII al Memorandum de Entendimiento sobre Educación entre México y Estados Unidos, con el que se apoyará la enseñanza de niños y jóvenes migrantes entre ambas naciones.

Este Memorandum tiene como propósito fundamental proporcionar a la población un mejor nivel educativo mediante acciones de colaboración en la frontera, educación especial, promoción de la educación del migrante, desarrollo e intercambio de maestros, educación para adultos, certificación y educación superior.

Otro aspecto del acuerdo binacional es el apoyo del gobierno de Norteamérica con el programa “Que ningún niño se quede atrás”, que ofrece equidad educativa, al que se destina 681 millones de dólares para el aprendizaje de niños cuya primera lengua no es el inglés. En este caso, 80 por ciento son de origen hispano, y la mayoría de ellos son mexicanos.

Además 28 especialistas en temas educativos promovieron en 2003 una red binacional para mejorar las condiciones de vida de esta población. El acuerdo fue promovido por el Consorcio Binacional de Investigación Educativa, el cual está integrado por siete instituciones: UPN, Universidad Autónoma de Sinaloa, Secretaría de Educación y Cultura de Sinaloa, Universidad Autónoma de Morelos, Universidad de Arizona de Tucson, Universidad del Estado de Arizona, en Tempe, y la Fundación Solidaridad México Americana.

El conocimiento sigue los pasos de la migración. California, Texas, Arizona, Oregón, Miami, Chicago, son los estados con mayores necesidades de educación. Pero con el tiempo los flujos migratorios han cambiado y ahora ya se abarcan estados donde antes era impensable: en Georgia o Carolina del Norte el número de mexicanos ha ido en aumento en los últimos tres años.

Los estados mexicanos de origen también se han diversificado. Ahora los veracruzanos, yucatecos, se suman a zacatecanos y michoacanos.

Ramos Mendez lo cuenta así: “Nebraska no recibía a tantos mexicanos, pero ahora es mayor la población, hay un condado al que ya se le llama comúnmente Mexigton en lugar de Lexington, donde hay una avenida que es copia fiel del populoso barrio de la capital mexicana ‘La Lagunilla”.

En total, suman más de 30 estados de la Unión Americana donde ya se trabaja la educación para los adultos. A estos se suman localidades de Canadá y Alaska. En este último país ya suman 30 mil los mexicanos.

La educación básica es importante, pero nuestros migrantes aprendieron que también es necesario saber las reglas mínimas de convivencia en este país que los acoge, por eso, también reciben educación cívica: las leyes, su comportamiento en la comunidad, sus derechos.

Libertad de cátedra

Si hay algo más dramático que hablar sobre la vida de los mexicanos que viajan como ilegales al otro lado de la frontera norte, es hablar de esos mexicanos que están presos y esperando ser deportados.

El Instituto de Educación para Adultos reconoce la igualdad de oportunidades y también se acerca con ellos. Al menos 30 correccionales estatales y federales en la Unión Americana están integradas al proyecto de alfabetización y hay un número igual en lista de espera.

“No sabemos exactamente cuántos mexicanos hay en total en esos lugares, dice Patricia Ramos, estamos haciendo la investigación, pero es importante y significativo que reciban educación en la cárcel con un sistema que llega desde su país”.

Actualmente, se atiende a 900 internos, de los cuales, el 90 por ciento son mexicanos que están esperando ser deportados. Es decir, al igual que en las plazas, se atiende a todo aquel que muestre interés por el estudio.

Aunque el instituto no tiene el costo real de los materiales educativos que envía a EU, pues algunos están financiados por la iniciativa privada, Patricia Ramos considera que todo es poco en comparación con el gasto que realizan las organizaciones de allá, “ellos sí pagan todo”.

De algo sí está segura la representante: “se requiere más trabajo, sobre todo donde se involucre a todos los niveles del gobierno, principalmente al Congreso”.

El INEA, organismo que depende de la SEP, encuentra obstáculos no sólo en la ilegalidad de los migrantes, el miedo y la discriminación; su lucha también es contra la indiferencia de un sistema mexicano que se resiste a reconocer las carencias y esfuerzo de quienes atienden a los más necesitados.

Por lo pronto, Patricia Ramos enfatiza sobre el esfuerzo aquí o allende las fronteras por aumentar la capacidad, calidad y tener el presupuesto mínimo para operar educativamente. “Es una población que representa la segunda fuente de ingresos de este país y a veces esto se nos olvida. Se nos olvida que no fuimos capaces de brindarles educación aquí, que los expulsamos y ahora es nuestro compromiso brindarles atención en donde estén”.

 

Recuperar el uso del idioma español, reto de la educación para migrantes

Violeta Soto

La declaración Universal de Derechos Humanos señala el principio de no discriminación y proclama que cada persona tiene derecho a la educación. Por ello, se considera que la discriminación en la enseñanza es una violación a los derechos elementales, no importa si aquellos que la reciben están fuera de sus lugares de origen.

“La enseñanza del español a población infantil mexicana en escuelas de la frontera México–Estados Unidos”; es el nombre del proyecto de investigación que realiza María de los Ángeles Huerta, doctora investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y que está a punto de publicar sus conclusiones.

Tomando como antecedentes los altos índices de deterioro académico en las comunidades mexicanas en EUA y el escaso conocimiento de la lengua inglesa, aunado a la insuficiencia en el manejo del español, como primera lengua, Ángeles Huerta conformó un grupo de investigadores para realizar este diagnóstico sobre la enseñanza del español.

Los académicos notaron que los altos índices de reprobación y deserción escolar que había entre los niños de familias migrantes, muchas veces es atribuido a que la lengua materna, es decir, el español, no es primordial.

Bajo esa premisa, consideraron que, con ayuda de la lengua materna, los estudiantes podrían trabajar en su propio nivel cognitivo, pues con frecuencia, este idioma es el único medio para comunicarse con los padres y permitir que puedan participar en la educación de sus hijos.

Además, el uso del español favorecería las condiciones de familiaridad, confianza y autoestima en las comunidades ayudando así a un proceso de adquisición y apropiación de una o más lenguas en contextos multilingües y multiculturales.

Durante la investigación se descubrió que en los procesos de educación de los niños mexicanos que viven en EU hay problemas como el aislamiento de los estudiantes, la falta de atención, e incluso el desprecio a sus raíces culturales; el insuficiente financiamiento a las escuelas, la baja calidad de la interacción y de la enseñanza en los salones de clase, lo que contribuye a la falta de avances académicos y conlleva al fracaso escolar.

Ante estos indicadores, Ángeles Huerta propone que los maestros “busquen una forma de enseñanza en donde se favorezca a poblaciones en bilingüismo, en especial cuando una de las lenguas goza de prestigio o privilegios sociales o políticos superiores”.

Esto permitiría el multiculturalismo, el respeto y cultivo de las lenguas en contacto, logrando un efecto global más positivo en el logro académico e incidir en el abatimiento de los índices de fracaso y deserción.

Las dificultades, sin embargo, también tienen que ver con el contexto histórico que vive Estados Unidos, pues, posterior al ataque de las Torres Gemelas, hubo un retroceso en el apoyo hacia el fomento del conocimiento e incorporación de la enseñanza del español en el marco de una educación bilingüe–bicultural.

Al final, se busca que con los resultados de la investigación se publiquen y editen materiales que faciliten el aprendizaje de los alumnos hispanos y anglosajones; e incluso, este equipo de investigación publicará un libro con información al respecto.

 

Narraciones en lenguas indigenas, un premio a la nación multicultural

VII Concurso Nacional las Narraciones de Niños y Niñas Indígenas

Más de 15 mil niños de 25 estados participaron en el VII Concurso Nacional de las Narraciones de Niños y Niñas Indígenas, en donde todos resultaron ganadores por acercarse al mundo de la literatura.

El presidente Vicente Fox al encabezar la ceremonia les dijo a los nños: “con sus palabras ustedes abren ventanas mágicas para que todos nosotros podamos compartir sus juegos, conocer sus gustos, su talento, sus sueños y lo que quieren alcanzar en la vida”.

Además señaló que sólo caminando de la mano con padres y maestros, se logrará que todos los niños mexicanos, especialmente quienes habitan en zonas indígenas y rurales, puedan iniciar, continuar sus estudios y se abra un camino de éxito en la vida.

El jefe del Ejecutivo federal afirmó que los esfuerzos en materia de educación intercultural bilingüe han valido la pena, porque cada vez que un indígena habla o escribe en su lengua materna se fortalece su comunidad y la sociedad mexicana en general.

Por su parte, el secretario de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, dijo que este tipo de certámenes representa un avance en el fortalecimiento de las lenguas de México.

Congruente con su compromiso social, explicó, el gobierno federal creó la Coordinación General de Educación Intercultural Bilingüe para atender la educación básica en zonas indígenas y coordinar los esfuerzos para impulsar en este sector la educación media superior y superior.

De esta manera, detalló, en los últimos cinco años se han creado en el país alrededor de 80 instituciones de educación media superior, y cuatro del nivel superior, de las diez que se proyectan para finales de 2006.

Tamez Guerra informó que este año se otorgaron mil 183 plazas para maestros de educación bilingüe en zonas indígenas; y agregó que actualmente el sistema educativo atiende a un millón 240 mil niños y niñas indígenas en 21 mil centros educativos.

Fecha de publicación: Octubre de 2005

 


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