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Número:43 | Fecha: Diciembre 2005
 




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• Ocho de cada diez enfermos son jóvenes
• Los grupos conservadores, peores que la pandemia, se oponen a la educación sexual

La discriminación, principal aliado del Sida

 

 

Claudia Adita Ruiz

Se calcula que en nuestro país hay más de 200 mil personas infectadas con VIH/Sida, sin embargo, sólo 90 mil están registradas ante alguna institución de salud y siguen el tratamiento médico.

 

El resto, es decir, 160 mil enfermos, viven en la incertidumbre y se desconoce su paradero. Son víctimas de la discriminación que ha sido alentada por grupos conservadores que han sido contrarios a los programas oficiales de prevención y atención médica.

 

La discriminación es enemiga de la salud. A pesar del creciente número de enfermos por el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), todavía hay muchos mexicanos que después de contagiarse del virus, se rehúsan a ser atendidos por los programas de salud, pues no quieren que su problema lo conozca la sociedad.

 

Lo anterior provoca que el registro de pacientes para atender esté incompleto, y no todos reciban los medicamentos necesarios.

 

A pesar de las constantes críticas de grupos conservadores como Provida y la Unión Nacional de Padres de Familia; el Centro para la Prevención y Control del VIH/Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (Censida), y otras organizaciones civiles trabajan en campañas en pro de los derechos humanos y la no discriminación hacia los portadores de VIH. 

 

El trabajo no ha sido fácil. Desde 1983, año en que inició esta epidemia en nuestro país, hasta el 30 de noviembre del 2005, el Registro Nacional de Casos de Sida había contabilizado 98 mil personas contagiadas de este síndrome, de las cuales el 84 por ciento son hombres y el 16 restante mujeres.

 

Estas cifras señalan que en el territorio nacional el Sida tiene mayor incidencia entre la población masculina, pues por cada cinco casos de VIH/Sida en hombres se ha observado un caso en mujeres.

 

El Distrito Federal es la entidad federativa que registra el mayor número de casos acumulados de pacientes con Sida hasta noviembre de 2004 con 18 mil 742 personas infectadas. Colima es el estado que reporta el menor número con 384 casos.

 

La discriminación no sólo es de la sociedad, también en la propia casa. Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF, señala que las estadísticas demuestran que las mujeres son más vulnerables a adquirir el virus del Sida por causas culturales y patrones sociales, pues es poco usual que las mujeres le pidan a su esposo que use condón. Por eso, indicó que si el uso del condón masculino es poco frecuente, el hecho de que la mujer sea quien lo use es todavía más difícil.

 

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se calcula que en México existen por lo menos 160 mil personas viviendo con VIH sin que se tenga registro de ellas.

 

El Censida en voz de su titular, Jorge Saavedra, señaló que esto se debe a que en nuestro país el examen para detectar el padecimiento es confidencial; “nada obliga a los pacientes a registrarse, por lo que no tenemos el dato de todos los enfermos”.

 

Además, dice el funcionario, hay gente que está infectada sin saberlo o lo mantiene en secreto por temor a ser excluido.

 

Compras por mayoreo

 

El Sida es una de las enfermedades más costosas en su tratamiento y ese es el problema más grave que enfrentan los infectados, pues para la compra de medicamentos cada uno debe erogar entre 10 mil y 15 mil pesos mensuales, dinero del que carece la mayoría de ellos.

 

Ante esta situación, desde el 2003 más de 28 mil personas que padecen este síndrome tienen acceso gratuito a los fármacos para combatirlo. “El gobierno federal asumió esa responsabilidad y compra los medicamentos para después proporcionarlos en forma gratuita a la población”, manifestó en entrevista Jorge Saavedra, director del Censida. 

 

Lamentablemente, estos 28 mil pacientes apenas representan el 17 por ciento de las 160 mil personas más que se calculan viven con la enfermedad, pues no todos se acercan a los centros de salud por temor a ser discriminado.

 

Saavedra comentó que actualmente se cuenta con 22 diferentes medicamentos contra el Sida aprobados para su venta y cada año se dispone de uno más. “El programa está dedicado a dar acceso universal y gratuito a los medicamentos”.

 

Para esto, dependen de la información que les proporcionan las oficinas de salud estatales en todo el país. Ellos registran a los pacientes que no tienen seguridad social y el gobierno federal les otorga medicamentos según sus necesidades. 

 

El registro no determina el apoyo que cada entidad recibe; varía según el número de enfermos y el presupuesto con que cuenta cada entidad. Así Sonora es la entidad que solicita menos fármacos, mientras que Puebla demanda más apoyo.

 

Al cuestionarle sobre el aumento de número de casos de portadores de VIH durante los últimos cinco años, Jorge Saavedra respondió que esto se debe a que la Secretaría de Salud esta trabajando por abatir el subregistro. “Desde el 2003 pedimos a cada una de las secretarías de salud en los estados, al IMSS y al ISSSTE que revisaran los expedientes para poder actualizar el número de pacientes con VIH; no es que hayan aumentado los casos sino que con los registros sabemos realmente cuántos enfermos hay ”.

 

Para la compra de medicamentos el gobierno federal erogó en el 2004 más de mil millones de pesos en sus distintas unidades médicas. En tanto, Censida utilizó 375 millones destinados en la atención de la población vulnerable y campañas de prevención de la pandemia.

 

México, lejos del estándar internacional

En este año Censida incrementó su presupuesto a 550 millones de pesos de acuerdo al aumento en el número de pacientes, además que muchos de ellos cambiarán el tratamiento lo que significará más recursos. 

 

Aunque el año pasado el gobierno federal utilizó 42 millones para la prevención, análisis de sangre para transfusión y en la compra de condones, este presupuesto está lejos del estándar internacional.

 

La ONU recomienda a los gobiernos de cada país invertir en programas de prevención por lo menos 500 dólares por cada persona estimada que vive con VIH-Sida. Tomando en cuenta esta cifra y los registros de pacientes que tiene la SSA, México debería destinar actualmente 14 millones de dólares. 

 

Dicha cifra se dispararía considerablemente si tomamos en cuenta que las estimaciones de la ONU hablan de 78 mil a 260 mil personas que viven con VIH en México. Mientras que el sector salud sólo tiene registro de 90 mil, lo cual no resuelve la falta de presupuesto.

 

La propagación de la enfermedad se concentra hacia las zonas urbanas donde se localiza el 95 por ciento de los casos. Así, la ciudad de México y Guadalajara con sus respectivas zonas metropolitanas reúnen cerca del 40 por ciento de todos los portadores de VIH/Sida en el país, lo que significa que en estas dos ciudades viven 4 de cada diez enfermos.

 

En el caso de las zonas rurales la mayoría de los pacientes son personas que migraron a Estados Unidos como a las grandes ciudades, y regresan a sus lugares de origen con el virus como equipaje. 

 

Otros datos sobre el perfil de los pacientes revelan que 8 de cada 10 enfermos son jóvenes entre 15 y 44 años; y el 15 por ciento de este rango son mujeres.

 

Ante el aumento de casos en mujeres, la campaña de prevención e información que Censida tiene programada para este año tiene un toque de género. “En el caso de México la mayoría de las mujeres que se infectaron por la vía sexual, tuvieron una pareja estable y son fieles, es decir, las infecciones que se están dando son por no usar el condón”.

 

En el caso del sector de población infantil, por lo menos dos de cada diez pacientes son menores de 15 años. Estos casos se han acumulado desde que se inició la enfermedad y casi todos son por contagio perinatal.

 

En el caso de las madres infectadas que contagian al producto, éstas también reciben medicamento gratuito desde 1997.

 

“Desde entonces nos dimos cuenta que las formas para evitar el contagio de la madre al hijo es recibiendo tratamiento retroviral y, para evitar mayores riesgos, recomendamos el nacimiento por cesárea”.

 

Mientras la danza de las cifras sobre personas que viven con el VIH/Sida son imprecisas y generan confusión, el director de Censida muestra confianza al señalar que este padecimiento crece de manera controlada en nuestro país, aún cuando la población más vulnerable ante la epidemia siguen siendo las mujeres y los jóvenes.

 

Según la Organización de las Naciones Unidas cada minuto, cinco personas entre los 10 y 24 años de edad son infectadas con el VIH y a nivel mundial, el segmento de estas edades representa al menos un tercio de todas las personas viviendo con la enfermedad.

 

 

 

De la intolerancia a la hipocresía

 

Desde 1987cuando la palabra “condón” era mencionada por primera vez en los medios masivos de nuestro país, empresas como Domecq y Bimbo además de grupos conservadores y algunos partidos políticos, también comenzaron su guerra pero contra la información sexual y el tema del Sida, sin importarles la vida de decenas de mexicanos que ya comenzaban a contagiarse del virus del VIH.

 

Domecq y Bimbo por ejemplo, amenazaron con retirar su publicidad en la televisión si Conasida pasaba un videoclip sobre prevención del Sida. Después la Iglesia católica y grupos conservadores señalaban que la promoción de los condones inducía a la promiscuidad sexual.

 

En 1990 el coordinador general de Conasida fue acusado penalmente por la asociación Pro-Vida, bajo los cargos de promover la promiscuidad y pervertir a menores por fomentar el uso del condón.

 

De ahí en adelante estas acciones se han repetido constantemente, no sólo por parte de los grupos en el poder, sino de los mismo padres de familia que exigían a la SEP retirar el libro de educación sexual para maestros, pues “incitan al libertinaje y dañan la moral mexicana”.

 

A pesar que en 1997 el panista Carlos Castillo Peraza escribía que el condón contaminaba, y en el 2005 la Unión Nacional de Padres de Familia pidió a la SSA no transmitir una cápsula de radio donde promovía el respeto a los homosexuales; la hipocresía y la censura no han ganado la guerra.

El velo se ha caído. Ahora jóvenes y adultos llaman a las cosas por su nombre y saben que a pesar de la discriminación y el conservadurismo rancio, su vida en una relación sexual depende de un pedazo de latex llamado condón.

 

 

Fecha de publicación: Diciembre de 2005

 


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